Psicología Niños/Adolescentes

Psicología niños/adolescentes

Problemas más comunes que tratamos en la infancia y la adolescencia

Problemas de ansiedad: Miedos, temores, fobias, hábitos nerviosos, tics, obsesiones, manías, etc.

Son miedos desproporcionados en relación con las demandas de la situación. Se caracterizan por ser irracionales e involuntarios y por que conducen a la evitación de la situación temida e interfieren el normal funcionamiento del niño en su medio familiar o escolar.

Muchas fobias que presentan los adultos se inician habitualmente durante la infancia o adolescencia.

Algunas de las fobias que tratamos son: fobia escolar, a la oscuridad, a los animales, fobias sociales, etc.

Depresión infantil.

La depresión infantil es un trastorno afectivo que se manifiesta de manera diferente de como lo hace la depresión en los adultos. Los niños no suelen quejarse de depresión, pero a veces tras un fracaso escolar o un mal comportamiento puede haber un trastorno depresivo. Algunos de los síntomas que se pueden observar en niños (variables según la edad) son: irritabilidad, inseguridad, resistencia a jugar, timidez, dificultades en el aprendizaje, enuresis, terrores nocturnos, crisis de llanto, impulsos suicidas, cefaleas, crisis asmáticas, cambios de apetito y peso, trastornos del sueño, etc.

El tratamiento en la depresión infantil varía en función de la edad y de cada caso en particular. Es primordial el trabajo con los padres, de manera que se conviertan en manipuladores del ambiente que rodea al niño. Se emplean técnicas como mejora del autocontrol, entrenamiento en Habilidades Sociales, mejora de la autoestima, etc. Y otras técnicas dirigidas a aumentar los refuerzos positivos.

Falta de control de esfínteres: enuresis y encopresis.

  • ¿Qué es la enuresis?
    Es una deficiencia del control de esfínteres a nivel vesical. Puede ser enuresis sólo nocturna o nocturna y diurna. Fundamentalmente, nos encontramos con 2 tipos:
    • Primaria. El cerebro del niño no ha aprendido a detectar cuando la vejiga está llena.
    • Secundaria. Niños que llevan tiempo sin mojar la cama pero que comienzan a hacerlo de nuevo. En este caso, puede haber razones de índole física, emocional o de otro tipo.
  • ¿Qué es la encopresis?
    Es el fracaso en mantener un adecuado control intestinal.

Problemas de alimentación: anorexia, bulimia, miedo a atragantarse, mala alimentación, etc.

Los trastornos de alimentación han existido siempre. Pero, en los últimos años, están aumentando los casos y de manera alarmante. Niños y especialmente jóvenes entre los 15 y los 24 años, se alimentan de forma errónea o asumen comportamientos que van en contra de una vida saludable.

La delgadez se ha convertido en un ideal de belleza con el fin de aspirar a ser más atractivo o de imitar a personajes famosos.
 
Los problemas de alimentación más comunes son la Bulimia Nerviosa y la Anorexia Nerviosa:
La Bulimia nerviosa consiste en atracones recurrentes. Ingestas de alimento en un corto período de tiempo y en cantidades muy superiores a las de la mayoría de personas. La persona tiene la sensación de pérdida de control sobre la ingesta de comida (no puede parar de comer o no puede controlar el tipo o cantidad de comida que ingiere).

Hay 2 tipos de bulimia nerviosa:
  1. Purgativa. Tras el episodio de bulimia, la persona se provoca regularmente vómitos o usa laxantes, diuréticos o enemas.
  2. No purgativa. La persona ayuna o hace ejercicio intenso pero no vomita.

La Anorexia nerviosa es un trastorno que se caracteriza por un rechazo a mantener el peso corporal igual o por encima del valor mínimo si consideramos la edad y talla de la persona.

También se da cuando la persona experimenta mucho miedo a ganar peso o convertirse en una persona obesa. Existe entonces una alteración de la autopercepción del peso o siluetas corporales. Los demás no te ven gordo o gorda pero tú sí te ves así.

En la anorexia, también existen 2 tipos:

  1. Purgativa. Se realizan regularmente atracones y purgas.
  2. Restrictiva. No se realizan este tipo de comportamientos.

Dificultades para dormir: insomnio, pesadillas, terrores nocturnos.

El sueño de nuestros niños es clave para que crezcan de forma sana y feliz. Pero, en algunas ocasiones, nuestros hijos tienen problemas con el sueño.

¿Tiene tu hijo miedo al ir a dormir?

¿Se despierta fácilmente en mitad de la noche?

Cuando se despierta, ¿está asustado o atemorizado?

Es el momento de ayudar a tu hijo a que tenga un sueño reparador.

Los terrores nocturnos es un trastorno relacionado con el sueño que se da normalmente en niños que se encuentran entre las edades de 3 y 12 años.

El niño experimenta momentos de llanto intenso y miedo mientras duerme, con dificultades para conciliar el sueño. Además del miedo, el niño también puede tener los siguientes síntomas:
  • Taquicardia. Respiración acelerada. Les cuesta respirar o tienen una respiración propia de los nervios.
  • Sudores nocturnos. Se despiertan empapados en sudor.

El niño no suele recordar el episodio a la mañana siguiente. La pesadilla más típica dura aproximadamente 90 minutos después de irse a dormir. Tu hijo puede sentarse en la cama, grita y aparenta estar despierto pero, en realidad, está confundido y desorientado. No suele hacer mucho caso a los padres cuando intentan tranquilizarle.

La mayoría de episodios duran de 1 a 2 minutos pero algunos se pueden extender hasta los 30 minutos.

Trastorno por déficit de atención con y sin hiperactividad.

El trastorno por déficit de atención con hiperactividad es un trastorno del comportamiento que se caracteriza por síntomas de desatención, hiperactividad, impulsividad o inquietud motora.

Dependiendo de los síntomas que predominen en cada caso existen tres tipos de trastorno:
  1. Trastorno por déficit de atención con hiperactividad, tipo con predomino impulsivo-hiperactivo.
  2. Trastorno por déficit de atención con hiperactividad, tipo con predominio del déficit de atención.
  3. Trastorno por déficit de atención con hiperactividad, tipo combinado.

¿No estás seguro de que tu hijo tenga un trastorno de TDAH? Fíjate si tiene uno o varios de los siguientes síntomas:

Síntomas relacionados con hiperactividad

  • El niño está inquieto, se retuerce en el asiento.
  • Se levanta del asiento en situaciones en las que debería estar sentado, como por ejemplo en clase.
  • Con frecuencia corre o salta en situaciones en las que no es apropiado.
  • A menudo actúa “como si tuviera un motor, está continuamente moviéndose y tocándolo todo.
  • Le cuesta jugar tranquilamente.
  • Habla en exceso (verborrea).

Síntomas relacionados con impulsividad

  • Al niño le cuesta esperar su turno.
  • Suele interrumpir las actividades de los demás, como por ejemplo cuando están jugando o hablando.
  • Responde antes de que terminen de formularle una pregunta.

Síntomas relacionados con el déficit de atención

  • Con frecuencia no presta atención a los detalles o comete errores por descuido en las actividades escolares.
  • Le cuesta prestar atención a las tareas escolares o a los juegos.
  • A menudo parece no escuchar cuando se le habla.
  • Suele dejar las tareas sin terminar y le cuesta seguir instrucciones.
  • Se distrae fácilmente con estímulos externos.
  • No le gusta o evita realizar tareas que requieren un esfuerzo mental sostenido, como por ejemplo tareas escolares o domésticas.
  • Suele perder objetos como libros, lápices, juguetes, etc.

Problemas relacionales: timidez, retraimiento, falta de habilidades sociales, problemas con los amigos o compañeros.

Acoso escolar o bullying.

El bullying o acoso escolar es una conducta agresiva que ejercen ciertos chicos o chicas hacia algún compañero de colegio con el fin de hacer daño o incomodar.

El bullying, en ocasiones, es difícil de detectar ya que puede ser muy evidente o no mostrarse. Aquí, algunos síntomas que pueden evidenciarlo:
  • Quejas de ser maltratado en el colegio.
  • Cambio de actitud (por ejemplo, pérdida de apetito o agresividad hacia otros miembros de la familia).
  • No querer levantarse por la mañana o ir a la escuela.
  • Malas notas.

También existen muchos tipos de acoso, según se trate de ataques físicos, verbales o sociales.

Físico. La persona o sus pertenencias sufren agresión física. Ejemplos: abofetear, golpear, recibir patadas, ser confinado en una habitación, extorsión.

Verbal. Se insulta verbalmente. Ejemplos: motes, bromas, rumores, cotilleos, comentarios racistas u homófonos.

Social. Se excluye al niño o joven de grupos o eventos o se le amenaza con cartas, emails, llamadas telefónicas.

Está claro. Lo idóneo es darse cuenta de la situación y pararla antes de que sea demasiado tarde. Con el tiempo, la persona objeto de bullying, puede sufrir estas consecuencias:

  • Ansiedad y depresión que hacen que el adolescente, al salir del colegio, desarrolle problemas a la hora de ir a la universidad, mantener un trabajo o encontrar pareja.
  • Malas notas. Los chicos o chicas que sufren bullying comienzan a tener malas notas en exámenes al no concentrarse en los estudios o evitar ir a clases.
  • Daño a otros niños. Precisamente, por haber sufrido bullying, algunos niños comienzan a acosar a otros compañeros más vulnerables que ellos, por lo que el problema se agrava.

Problemas de conducta: impulsividad, falta de autocontrol, agresividad, problemas de conducta asociados a discapacidad intelectual o trastornos generalizados del desarrollo.

  • ¿Qué son?
    Son un conjunto de comportamientos muy variados tales como: insultar, agredir, destruir objetos, negativismo, rabietas, hacer novillos, pequeños hurtos, escapar de casa, etc. Tienen que ver con la ruptura de las normas sociales exigidas a niños y adolescentes.
  • ¿Cómo se interviene?
    Los tratamientos de estos trastornos están centrados en la interacción familiar, el entrenamiento de padres, el aprendizaje de habilidades por parte de los chicos: entrenamiento en Habilidades Sociales, Habilidades de Afrontamiento, Resolución de problemas, Habilidades de automanejo, autocontrol, etc. También pueden usarse diversos tipos de intervenciones multicomponentes como: reforzamiento social y/o economía de fichas, contratos conductuales, procedimientos de castigo, etc.

Baja autoestima, inseguridad.

La autoestima es la capacidad que tenemos de valorarnos por ser quienes somos. Un niño con una sana autoestima no se cree mejor que nadie sino que aprende a aceptarse con sus defectos y virtudes.

El desarrollo normal de una persona puede plantear muchas dudas. En el caso de los niños y adolescentes, en muchos casos, hacen depender su seguridad de la opinión de su entorno.

En lugar de aceptarse, se exigen ser como creen que deben ser o como los demás quieren que sean. Comienzan a buscar el imposible “yo ideal” y es entonces cuando la frustración llega a sus vidas.

Con el tiempo y a medida que llegan a la edad adulta, esta baja autoestima puede desencadenar otros muchos problemas.

Adicciones: drogas, alcohol, nuevas tecnologías (internet, móvil, etc)

¿Crees que tu hijo/a tiene adicciones que están perjudicando su crecimiento?
La adicción a Internet y al móvil se muestra de la siguiente forma. ¿Te suena alguno de estos síntomas?
  • Tu hijo adolescente pierde el sentido del tiempo. Ya no tiene horarios, no se despierta pronto por la mañana, llega tarde a todas partes …
  • No afrontan las responsabilidades nuevas y típicas de su edad. Es el momento en el que ya tienen que pensar en su vocación y en dirigirse hacia los estudios que más les pueden abrir puertas. Las adicciones les hacen irresponsables.
  • Lo primero que hacen al llegar a casa es encender el ordenador. No parece que haya más vida que el ordenador. Lo han convertido en protagonista de su vida.
  • Se sienten nerviosos si no utilizan el ordenador. A veces, puede ser que se lo hayas restringido. Seguro que a comenzado a irritarse.
  • Se aíslan de amigos y familiares. Todo lo hacen desde el ordenador y salir a jugar al billar o a una discoteca casi se elimina por completo.

En el caso de la adicción a drogas, los jóvenes abandonan las relaciones o las cambian por aquellos amigos que comparten su destructiva afición. Tienen altibajos emocionales y muestran mucho nerviosismo en su día a día.

Problemas familiares: desobediencia, problemas de convivencia, falta de límites, celos, etc.